Todo es temporal, nada es para siempre…
Huyendo y persiguiendo al tiempo vivimos, con frecuencia y poca consciencia buscamos engañarlo, evitarlo, y al mismo sus huellas sobre nuestra vida; del mismo modo, aunque con ansia, no podemos esperar por que las fechas lleguen, los anhelos se realicen, los nuevos pasos se emprendan o los ciclos comiencen, sabiendo e ignorando que a su tiempo habrán de terminar.
¿Pero realmente queremos el “para siempre”?
¿Queremos permanecer congelados en un mismo punto del tiempo?
No lo creo, eso significaría renunciar a las posibilidades que aguardan por ser descubiertas. Aun cuando sea la vivencia más gratificante hasta entonces, ha de terminar y dar paso a nuevos eventos, de los cuales, algunos mejores que otros, pero es eso mismo lo que los hace preciados.
En la vida, si hemos de trazar el tiempo como una línea, existen esos puntos clave, decisivos, que dan dirección, intensidad, significado a nuestra vida, esos puntos los llamamos Momentos, quedan como registros y memorias, suspendidos en el tiempo, esos espacios decisivos, significativos, trazadores de direcciones, generadores de escenarios, de posibilidades, que si bien pueden ser cuestión de segundos, minutos, serán eternos en nuestra memoria tanto como ésta dure.
Así que haz lo tuyo, hazlo ahora, el tiempo transcurre, haz que sucedan, permite que sucedan, y de momento en momento, tu vida construirás, la vida está hecha de la suma de sus momentos, tan impermanentes como eternos.
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